En febrero del 2009, más o menos, me inscribí por primera vez en un gimnasio.¿Por qué lo hice? Sinceramente por envidia. Fernanda, una amiga, hace un par de años que va al gym y tiene un físico envidiable. Por lo tanto ¡yo quería parecerme a ella!
Entro al gimnasio a preguntar cómo son las rutinas, si una tenía que tener una preparación previa, etc. El profesor (que no lo voy a delatar, pero digamos que se llamaba Germán Fúnes, ja ja ja), me dijo que me iba a hacer una rutina acorde a mi físico (re flácido en esos tiempos). Yo le dije que me interesaba mucho trabajar mis hombros, piernas y la cola, obvio.
-"¿Podés empezar mañana"?, me preguntó. Sí, me encantaría ya mismo.Pero así de jean no dá, ¿no?, le dije. "-Mirá, si querés, yo tengo un equipo de gimnasia, pero te va a quedar medio grande me parece". Já, já, já...gracias, pero vengo mañana tipo 3, 4 de la tarde. Muy simpático el profesor. La charla fue bastante larga porque no solo hablamos de los ejercicios que iba a hacer, sino de varias cosas. Pasa que, sin darme cuenta, empiezo a hablar y hablar y no paro.
Llegó así mi primer día de gym. "¡Hola Stephy!", saluda efusivo el profesor. Besos (en la mejilla), y a empezar. "Mirá, esta es tu rutina. Vas a hacer esto durante dos semanas y luego te la cambio". Yo miraba el cartoncito con los nombres de los ejercicios y le digo: "Ger, ¡no entiendo nada! ja ja ja..". Se rie y me dice: no te preocupes, te voy a explicar cómo hacer cada uno, pero antes hace 15 minutos de bici.
Luego de sudar en la bici, me dice que tire una colchoneta en el piso y me ponga boca abajo (!)."Te arrodillas y apoyás
los antebrazos. Vas a levantar la pierna sin estirarla y luego la bajás". Obvio que me mostró cómo se hacía. Pero en todo momento, sintió la necesidad de tocarme. Me agarró la pierna y me la llevó para atrás y así suscesivamente. Yo sudaba, no solo por el ejercicio, ¡sino por los nervios!. Encima de todo, en esos tiempos yo estaba sin novio y que un hombre todo musculoso me este tocando...¡me ponía como loca! Ja ja ja. ¡Una no es de fierro!
Durante toda la rutina me tocó las piernas, los hombros, la cintura, y en un momento ¡casi que me toca la ingle! Ja ja ja ja. No paré de reirme durante todo el tiempo en el gym, porque aparte que me costó muchísimo empezar, ¡el profesor casi que me estaba acosando! Todos los que estaban haciendo ejercicios (la mayoría hombres), se empezaron a reir mucho, porque en un momento me dolía tanto la cola que empecé a gritar (riendomé): "¡me duele la colaaaaaaaaaaa! "
Todo fue muy divertido. Pero el profe me enseñó, o quiso enseñarme, ¡que sabe usar muy bien sus manos! Aunque no entendí bien por qué me dio su número de celular...¡Ah, sí! Me dijo que también era Personal trainer.
Stephy
te amoooo
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